Posts Tagged "exito"
Hoy es el Día Mundial dedicado a la Felicidad

Naciones Unidas conmemora, el 20 de marzo de cada año, LA FELICIDAD (como “Objetivo humano fundamental”). Se decidió a iniciativa de Bután, un pequeño reino en el Himalaya de casi dos millones de habitantes que ha sustituido el conocido Producto Interior Bruto (índice económico con el que se mide el desarrollo de una nación) por el índice de Felicidad Interior Bruta (un parámetro basado en la filosofía budista que cuenta con diversos indicadores: entre ellos, el bienestar psicológico, el uso del tiempo libre y la vitalidad comunitaria).
La resolución de la ONU reconoce, además, “la necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza; así como la felicidad y el bienestar de todos los pueblos”.
Según la filosofía butanesa “En cuanto el dinero pierde importancia, deja de ser la medida de todas las cosas y la gente es más feliz”.
A pesar de la conmemoración, no es tarea fácil definir la palabra “Felicidad”.
Según la Real Academia Española de la Lengua…
felicidad. (Del lat. felicĭtas, -ātis).
1. f. Estado de grata satisfacción espiritual y física.
Y resulta muy complicado explicar en qué consiste y qué provoca ese estado de ánimo.
En general, cuando hablamos de felicidad, como estado, nos referimos a que el balance entre lo que nos complace y nos disgusta tiene un resultado positivo.
No estamos hablando necesariamente de tener éxito en la vida, entendamos lo que entendamos por tener éxito (ya que eso dependerá de la escala de valores de cada uno).
Normalmente, es decir, de acuerdo con la concepción del mundo predominante, nos referimos a tener y saber mantener relaciones humanas, en sus distintos modos de trato y de intimidad, al mismo tiempo que somos capaces de desarrollar y disfrutar de nuestras posibilidades apoyándonos en una conducta ética que nos permita mantener una situación económica estable.
Sin embargo, desdichadamente, las oportunidades no son iguales para todos. En muchos lugares no se tienen cubiertas ni las necesidades más básicas e, incluso en esa situación de absoluta injusticia, descubrimos personas cuyo balance vital es un estado de felicidad.
De esa idea podría deducirse que existe una mayor relación entre satisfacción personal por los propios logros y felicidad, que entre sensación de “tenerlo todo” y felicidad; o que la felicidad es la capacidad de sentir alegría y extenderla a otros en la confianza de que la vida tiene sentido y propósito.
Y si afirmamos que esta reflexión tiene peso… deberíamos concluir que es importante enseñar a los hijos que la felicidad pasa por alcanzar nuestras metas, desde las más elementales y materiales, hasta las más trascendentes y espirituales.
Han de entender que lograr tales objetivos pasa por desearlos ardientemente y saber que, para acercarnos a aquello que buscamos, el único vehículo es el esfuerzo. Y lo que es más importante, que ese esfuerzo… también es un ingrediente de la felicidad. Comprobar que estamos haciendo las cosas bien, que somos capaces.
A tal fin es necesario que los padres tengamos una actitud positiva apoyada en un orden de valores que nos permita orientar a nuestros hijos hacia:
- El reconocimiento y desarrollo de sus capacidades, aficiones e intereses.
- La combinación racional, y realista, entre ilusiones y expectativas.
- La profundización del sentido de la vida desde los valores humanos.
¿Suena complicado?
Pues aún lo es más: los niños y los adolescentes no ven la realidad del mismo modo que nosotros. Debemos ponernos en su lugar para entender sus miedos y preocupaciones… y comprender que sus motivaciones también pueden ser distintas de las nuestras. Casi ningún niño es capaz de ver en el éxito profesional del mañana una buena razón para estudiar hoy. Hemos de darles metas cercanas y comprensibles, porque su experiencia sobre la felicidad marcará su desarrollo posterior.
No seamos comedidos en la expresión de nuestra alegría. La felicidad es un estado que se contagia y una valoración que se aprende a hacer desde la experiencia. Y, aunque nuestra posición económica nos permita hacer lo contrario, obliguémosles a esforzarse para conseguir lo que desean porque el valor subjetivo de las cosas descansa en lo que verdaderamente las deseamos y la felicidad… en la sensación de estar consiguiendo lo que se desea.
Hoy es el Día Mundial dedicado a la Felicidad.
Nuestro granito de arena para apoyar el nacimiento de esta festividad.
Leer masEl aprendiz de mago

Desde que era muy, muy, muy pequeño Jorge deseaba ser mago. La primera palabra compleja que aprendió a decir fue “Abracadabra”, y con cualquier trapo de la casa se fabricaba una capa. De modo que, cuando cumplió once años, sus padres decidieron hacer realidad sus sueños y le dejaron partir en busca del mago Colás.
El viaje fue muy incómodo, lento y tedioso; y pasó mucho frío en un carro tirado por mulas. Pero nada más llegar al castillo del mago se le olvidaron las penurias que había pasado y, deslumbrado, recorrió todas las dependencias siguiéndole.
Las paredes de las habitaciones estaban cubiertas de estanterías repletas de libros de magia.
Jorge estaba deseando empezar con sus clases y así se lo dijo al mago Colás:
- Yo sólo quiero ser mago.
El anciano, sin contestar, se acarició la larguísima barba blanca y sonrió.
- Quiero empezar con las clases – insistió Jorge.
- Lo comprendo – contestó el mago Colás después de una larga pausa – Pero todavía no sé si vas a ser alumno mío. Es algo que debo pensar detenidamente.
- ¿Cómo? – se enfadó Jorge – ¡He hecho un viaje larguísimo!
- Así es – corroboró el mago sin inmutarse.
Y con la mano le indicó un largo pasillo.
Al final del recorrido entraron en la cocina más desordenada que Jorge había visto nunca.
Los platos con verduras y frutas contenían también piedras, uñas de dragón, hierbas y hongos; y un montón de cosas más que Jorge no identificaba, como tarros de cristal con extraños brebajes, pergaminos antiguos con lazos de terciopelo, una marmita burbujeante y huevos de diferentes tamaños y colores, alguno casi tan grande como su cabeza…, y el caos reinaba también sobre sartenes y cacerolas.
- Mira – dijo el mago con voz profunda – “Flaster cuchara blendarium burdas”.
Y, al momento de pronunciar esa frase extraña, una cuchara pareció tomar vida y voló por encima de la cabeza de Jorge hasta un cajón abierto para guardarse en él y cerrarse cuidadosamente.
- ¿Te das cuenta? – le preguntó el mago.
Leer masEl aprendiz de mago – Esfuerzo y éxito

Es importante analizar qué concepto de éxito trasmitimos a nuestros hijos. Cada uno de nosotros tiene una idea, más o menos definida, del significado que tiene la palabra triunfo: seguridad económica, reconocimiento social, alcanzar la fama, la realización en el mundo profesional, ser buena persona, conseguir un ideal o ser coherente con la propia concepción del mundo… Pero no podemos perder de vista que los niños no son adultos en miniatura, no tienen nuestros mismos intereses y expectativas, y pueden valorar sus ilusiones y capacidades también de una forma muy diferente a la nuestra. En primer lugar, porque no tenemos la misma percepción del tiempo. Sus metas suelen centrarse sobre logros a corto plazo. La semana que viene les parece tan lejana como a nosotros el próximo año. Sus recompensas, por tanto, deben estar muy cerca, temporalmente hablando, de sus objetivos. Es muy raro que un niño quiera estudiar mucho para llegar a ser un buen profesional, tener una posición desahogada o conseguir un Nobel. Sin embargo su experiencia sobre lo que es “el éxito” y cómo se consigue se fragua en la infancia y marcará su desarrollo tanto personal como académico.
Generalmente, los niños que cumplen con sus obligaciones, y ese hecho se les reconoce a menudo, suelen desarrollar la capacidad de enfrentarse con tenacidad con las dificultades y suelen ver cumplidos sus objetivos.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos?
1.- Animarles a hablar sobre sus sueños o intereses, sin quitarles ilusión ni desmotivarles. Todos los niños pasan épocas en las que desean ser, por ejemplo, astronautas, bomberos, actores o trapecistas. Cualquier sueño por absurdo que sea se debe compartir; utilizando sus inquietudes para incentivar el aprendizaje y construir su autoestima. Que quiere ser astronauta… ¡Pues regalémosle libros sobre el espacio y los planetas! Si esos intereses infantiles, que suelen ser pasajeros, están bien dirigidos pueden enriquecer muchísimo su cultura general.
2.- Ante su miedo al fracaso y sus pensamientos negativos, nuestra primera frase debe ser esta pregunta: ¿Quién dice que no eres capaz de conseguirlo? Para inmediatamente asegurarles que casi todo se puede alcanzar con confianza y esfuerzo, y que los límites sólo se conocen cuando se intentan las cosas con todas nuestras fuerzas. Porque las limitaciones dependen en gran medida de los sacrificios que estemos dispuestos a hacer para obtener resultados.
3.- Ofrecerles posibilidades para el aprendizaje, tantas como estén a nuestra disposición. Cualquiera de nuestras aficiones puede ser una magnífica ocasión: deportes, conciertos, museos… Les excluimos de muchas de nuestras actividades por miedo a que se aburran; pero si actuamos así les cerramos las puertas a mundos que pueden interesarles. El consejo es: experimentemos. Aquella actividad que no guste… no se repetirá; pero, en principio, no desechemos nada por ser nuevo sin probar antes.
4.-Enseñarles técnicas de decisión con las que valorar adecuadamente las consecuencias de sus actos (positivas y negativas) y cómo resolver los problemas.
5.- Subrayar la importancia de la constancia y el esfuerzo. Ambas cualidades se educan. Ante las tareas tediosas debemos evitar resaltar su descontento e impaciencia y, cuando veamos que están a punto de tirar la toalla, seamos pacientes porque usualmente todo lo que necesitan es escuchar un simple y tranquilo (aunque a veces difícil de ofrecer): “Yo te ayudo”.
La diferencia entre un fracaso y un éxito radica en la lectura que seamos capaces de hacer de los hechos. A veces, se aprende más de los primeros que de los segundos… y deben entenderlo así.
Esta “Moraleja para adultos” es una reflexión sobre educación asociada a un cuento. En “Cuentos para niños” podemos encontrar el texto sobre el que trabajar con nuestros hijos para estimular su aprendizaje de inteligencia emocional. Pincha aquí.
En “Reflexionamos juntos” unas preguntas, relativas al cuento, para ayudar a los niños a profundizar en él según su propia experiencia: Pincha aquí
Leer masEl aprendiz de mago – Reflexionamos juntos

Acompañamos todos los cuentos de unas preguntas, relativas al texto, para ayudar a los niños a profundizar en él según su propia experiencia:
. ¿Qué te parece lo que hace el aprendiz en nuestro cuento cuando ve que no es capaz de usar el encantamiento?
. ¿Por qué crees que le dice la verdad al mago por la mañana?
. ¿Qué hubieras hecho tú?
. ¿Cuáles son tus sueños? ¿Sabes que te gustaría ser?
. Recuerda alguna meta que hayas conseguido con esfuerzo. ¿Cómo te sentiste al conseguirlo?
NOTA: El nombre del mago del cuento está inspirado en el de un personaje de la ópera “Bastian y Bastiana” que Mozart escribió con once años.
En “Cuentos para niños” podemos encontrar el texto sobre el que están inspiradas estas preguntas dirigidas a trabajar el desarrollo de la inteligencia emocional Pincha aquí y en “Moralejas para adultos” una reflexión sobre el tema para padres y educadores: Pincha aquí.
Leer mas