Pierde el miedo a dibujar
Si pensamos en ilustración, seguro que hay dibujo que consideramos especial. A mí personalmente me gustan las acuarelas de Isabel Osma. Son geniales, dulces, llenas de color… ¡son como ella!
Me hubiera encantado dibujar así. Pero, aunque no lo haga tan bien… ¿por qué me da tanto miedo dibujar?
Desde pequeños nos enseñan a coger el lápiz, a manejarlo con la técnica de la pinza, a colorear, a practicar los trazos…
El dibujo durante la infancia constituye una pieza fundamental en el desarrollo. Ayuda a los niños a expresarse, a mostrar su percepción del mundo, a descubrir. En definitiva, es una forma más de comunicarse, aprender y jugar. Y, en mi opinión, ahí está la clave del motivo por el que dejamos de pintar: el dibujo queda relegado a una actividad meramente lúdica, más o menos artística en función de las capacidades de cada uno.
En algún momento de nuestro desarrollo decidimos si somos, o no, buenos para dibujar y dejamos de jugar.
El dibujo no sólo es arte y diversión. Es una de las mejores maneras de estructurar un pensamiento, muy útil a la hora de concretar mapas mentales, que estimula la imaginación. Un dibujo nos puede aportar ideas nuevas y nos sitúa obligatoriamente en la perspectiva adecuada para acceder al objeto de nuestro conocimiento.
Como soy disléxica… una vez más defenderé que el lenguaje verbal no es la única forma de comprender, concretar y reflejar el mundo. A veces una imagen expresa una idea de forma más clara, directa y rápida. El lenguaje visual y el lenguaje verbal son complementarios.
Por infinidad de motivos, durante nuestro desarrollo creamos una imagen de lo que somos basada en nuestras experiencias, en nuestros fracasos o éxitos y las opiniones que éstos generan en nuestros padres, profesores o amigos. Nos consideramos buenos para unas cosas y malos para otras sin que ese juicio sea necesariamente objetivo y cierto.
Además… ¿qué importa? ¿quién decide qué dibujo es malo o bueno? ¿cómo dirimir qué expresión concreta mejor un pensamiento?
No todo está perdido.
Podemos recuperar la práctica del dibujo y potenciar nuestro lenguaje visual. En muchos momentos de cada día utilizamos recursos gráficos. En mi bolso, por ejemplo, nunca falta un pequeño cuaderno de notas con listas de tareas pendientes, esquemas, pequeños dibujos y subrayados flechas, asteriscos, estrellas, corazones… e incluso hojas repletas de garabatos que he hecho mientras hablo por teléfono sin apenas darme cuenta.
Nuestro objetivo debe ser perder el miedo al lápiz, expresarnos mediante dibujos y ganar la seguridad y confianza necesarias para seguir comunicándonos; utilizar cualquier herramienta a nuestro alcance para facilitar nuestras tareas y desarrollar nuestras capacidades. El lenguaje visual hace a un mensaje mucho más atractivo, más persistente y más comprensible.
La moda de los cuadernos de pintar para adultos nos parece muy relajante y divertida. Cada vez más adultos se atreven con los colores.
Desde aquí os animamos a dar un paso más, a saliros de las líneas. ¡Atreveos a dar rienda suelta a vuestra imaginación, a fiaros de vuestra capacidad para concretar las ideas! Empezad, por ejemplo, dejando mensajes con dibujos a las personas que más queréis. Precisamente por nuestra vergüenza de hacerlo mal, no hay ningún mensaje en papel (excepto la poesía) tan personal y que exprese tanta confianza y cariño.
Y para coger ideas… No dudéis en visitar, de lunes a viernes, la exposición de nuestra ilustradora en la Sala Miguel Hernández del Centro Social de Covivar, Avenida del Deporte s/n en Madrid (Rivas). Allí nos vemos para hablar de dibujo… ¡o de lo que sea!
Horario de la exposición:
LUNES A JUEVES POR LA TARDE, DE 16 A 21 HORAS
MIÉRCOLES A VIERNES POR LA MAÑANA, DE 9 A 14 HORAS
meneame