Juego de pasillo
Faltaba más de un mes para el cumpleaños de Álvaro cuando Lucía empezó a pensar en un regalo para él. Jugueteaba a menudo con la idea de encontrar algo único e irrepetible.
Quería mucho a su hermano. Seguramente más de lo que había sabido expresarle en esos cuarenta y nueve años que ahora tocaba celebrar.
En cualquier caso, acertar no parecía difícil. El abanico de intereses de Álvaro era enorme y ella estaba segura de que sería feliz con cualquier pequeño detalle. Pero Lucía se había propuesto que éste cumpleaños fuese especial y no iba a rendirse hasta conseguirlo.
Como las respuestas a nuestros deseos llegan como la luz a la oscuridad, sin anunciarse, durante una cena y en medio de una breve conversación insustancial, Lucía oyó algo que consiguió transportarla de vuelta a la infancia en un poderoso fogonazo de consciencia:
- ¡Regálale un cuento! – dijo alguien.
E inmediatamente decidió contar con nosotras para preparar un cuento sobre el amor que les unía e ilustrarlo con las fotos que hacía su hermano.
Álvaro es un artista. Los dos lo son. Lucía pinta de maravilla. Ha sido un placer trabajar para ellos y conocer sus “Juegos de pasillo”.
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