Estudiar en verano
Llega el verano y alguno tiene que estudiar.
Cuando nuestros hijos no quieren realizar una tarea…, la inmensa mayoría de las veces no quieren desobedecernos ni desafiarnos, tampoco provocarnos. Simplemente quieren posponer un trabajo o una actividad que les es desagradable o poco apetecible.
Cuando llega el verano y comprobamos que han suspendido una asignatura y les pedimos que empiecen a estudiar desde el primer día de vacaciones, nos encontramos con sus protestas y reticencias. Lo más probable es que escuchemos más de una vez la misma excusa formulada de distintas maneras: “Tengo muchos días”, “El verano acaba de empezar”, “Ya lo haré”, “Tengo tiempo”…
Os propongo un truco. No sé si os funcionará. A mí me va bien. Cuando un adolescente me contesta algo así… ¡le doy la razón! Le digo que en efecto el verano es muy largo, que hay tiempo para todo y le aseguro que probablemente acabará el temario que debe estudiar en menos de dos meses.
Cuando ya estamos los dos de acuerdo en eso… digo algo parecido a lo siguiente:
- Como hay mucho tiempo y efectivamente tienes muchos días… vamos a hacer una cosa: Yo prefiero que te sobre tiempo al final de verano. Cuando hayas acabado la materia, me lo dices. La repasamos y te dejo descansar hasta la semana anterior al examen. Entonces lo volveremos a repasar. Estoy segura de que te va a sobrar tiempo, sobre todo si te lo tomas en serio. Tienes toda la razón. Pero yo te pido que ese tiempo libre te lo tomes tras acabar toda la asignatura y no al revés. De este modo tendrás ganas de terminarla y eso será un estímulo. No te preocupará “que te pille el toro” y trabajarás sin ninguna presión.
Y después de proponerles un plan de estudio diario de dos horas hasta que acaben la asignatura, les animo diciendo que si se concentran y estudian bien durante ese rato acabarán antes de lo que esperan. Y, con la satisfacción del deber cumplido, descansarán mejor y pasarán los mejores días del verano.
Mi abuelo me repetía a menudo “Renunciar es poseer”. Se refería a que cuando das la razón o renuncias a imponer tu criterio el otro está más dispuesto a concederte aquello que deseas.
A mí me funciona dar la vuelta a su argumento sobre el tiempo. Ya me contaréis qué tal
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