Día de la Madre
Hoy es el Día de la Madre.
En todas las páginas, o casi todas, podemos encontrar felicitaciones o listados interminables con maravillosas cualidades de las buenas madres.
En este día de regalos y recuerdos, me he acordado de una anécdota tontísima que, sin embargo, me hizo comprender lo diferente que es, de todos los demás, el “amor de madre” (frase que siempre asocio con el lema de un tatuaje).
Mi hijo era muy pequeño. Era hora de irse a la cama y, como siempre, tuve que empeñarme a fondo para conseguir que se pusiese el pijama. Cuando parecía dispuesto a ceder y a meterse en la cama, se acercó a mí y se abrazó a mis piernas.
- Mami – me dijo apretándome el muslo – ¡Te quiero! Estás blandita…
¡como la plastilina!
Me supo a gloria. Si cualquiera me hubiese dicho algo así… todos mis complejos se hubiesen puesto en pie de guerra. Pero en su boca… era todo un piropo. A mi hijo le encantaba la plastilina. Hasta que no salí de la habitación, y me quedé sola, no me di cuenta de que me había encantado oír que estoy más vieja y más gorda.
Me eché a reír. La maternidad lo cambia todo.
¡Feliz Día de la Madre!
¿Vosotras también sois muy “blandas”… con vuestros hijos?
Jajajajajajaja
meneame