¡Cómo es la vida!
Ayer fue una tarde muy especial… ¡y no sólo porque estuve firmando ejemplares del libro “Enseñar a dormir a los niños”!
Quiero agradecer el buen rato a todo el equipo de CEU Ediciones y su presencia a todos los que se acercaron a por un libro dedicado y un rato de “charleta”.
Con el Dr. Domínguez Ortega
Isabel Osma estuvo, como siempre, a mi lado. Y pasamos un rato estupendo.
El retiro estaba precioso. Quiero animar a todos los que todavía no se hayan acercado… a hacerlo mañana. Es el último día.
Sin embargo… el colofón de la fantástica tarde que pasé ayer fue inesperado: cuando ya habíamos terminado, y nos sentamos en una terraza a tomar una coca-cola, me encontré con una amiga que llevaba casi veinte años sin ver.
Es sobrina de un amigo de mi padre al que recuerdo con especial afecto. Cuando era niña y siendo él un fantástico escritor… cada vez que me veía encontraba un momento para interesarse por lo que hacía.
- Elenita… ¿has escrito alguna poesía nueva?
Y se molestaba en recitar esos primeros pasos con las letras con el mismo arte con que recitaba a los mejores poetas.
Quiero agradecerle desde estas líneas cada segundo de atención que me dedicó y el cariño con el que supo escucharme y alentar mi vocación.
No sé si Mario de Abajo es consciente del bien que me hizo… yo sí lo soy, aunque nunca se lo haya dicho, aunque llevemos tantos años sin vernos, aunque no le haya dado nunca las gracias. Lo hago ahora: ¡Gracias, Mario!
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