SMILE AND LEARN. TODO UN DESCUBRIMIENTO

Cuando descubrí por primera vez Smile and Learn ya pensaba que los juegos educativos son siempre una buena elección. Pero además y, aunque nos cueste asumirlo, los niños de hoy en día “son digitales”: manejan las tecnologías incluso mejor que nosotros. Se desenvuelven con una soltura admirable con las tablets y dispositivos móviles y les llama poderosamente la atención todo lo que se ofrezca en “formato pantalla”.
Comenzamos instalando la APP en la Tablet.
Contiene más de 1000 contenidos educativos interactivos y ha sido creada por educadores para niños de 2 a 10 años.
- ¡Ven, Javi, que vamos a instalar un juego en la Tablet!
- ¿Uno nuevo? ¿De qué es? ¿De superhéroes?
- No, verás…, este juego tiene un montón de juegos dentro. ¡Vamos a probarlo!
Nada más empezar nos dieron 10 smiles.
- Mira, mami, ¡nos dan monedas de oro! ¡Seguro que podemos comprar cosa con ellas!
- ¡Seguro!
Y empezó nuestra aventura.
Lo primero que visitamos fue el castillo de Ciencias y nos adentramos en la Ciudad Verde.
Nos divertimos mucho jugando a reciclar y a hacer más sana nuestra ciudad: plantamos árboles y construimos parques y zonas verdes, cambiamos los coches por bicis o coches eléctricos, instalamos placas solares y conocimos divertidos personajes como los agentes medioambientales.
Entre un juego y otro normalmente descansamos escuchando o leyendo juntos algún cuento de su Biblioteca Inteligente, ¡hay un montón!
Otro de nuestros rincones favoritos son Las Cocinas del mundo.
Allí aprendemos a preparar diferentes recetas. Cortamos los ingredientes sin riesgo alguno, revolvemos sin mancharnos y todo se queda limpito y recogido al terminar. Luego contestamos alguna pregunta para comprobar que hemos aprendido la receta y… ¡nos dan más monedas de oro!
Pero mi verdadero descubrimiento con esta App ha sido comprobar que la interacción con el juego en Smile & Learn va más allá del entretenimiento, e incluso del aprendizaje…, mi hijo me ayuda a separar la basura, a llevar a los diferentes contenedores el vidrio o el papel, me pide que le deje ayudar en la cocina, se interesa por los ingredientes de los guisos, disfruta cuando hacemos la compra e imagina cuántos platos se pueden preparar. Es como si hubiese establecido una continuidad con el juego en su vida real. Es fantástico verle divertirse con actividades que antes de ningún modo le hubieran llamado la atención.
He de reconocer que le tengo limitado el tiempo de uso porque me gusta “desenchufarle” de la tecnología y que juegue de otra manera, pero desde luego que SMILE AND LEARN ha resultado todo un descubrimiento para aquellos ratitos en los que me resulta imprescindible que esté entretenido, tranquilo y ¡aprendiendo!
Según vaya trasteando todas las actividades de la aplicación os iré contando nuestra experiencia. De momento… ¡un diez para Smile & Learn!
Leer masEstudiar en verano

Llega el verano y alguno tiene que estudiar.
Cuando nuestros hijos no quieren realizar una tarea…, la inmensa mayoría de las veces no quieren desobedecernos ni desafiarnos, tampoco provocarnos. Simplemente quieren posponer un trabajo o una actividad que les es desagradable o poco apetecible.
Cuando llega el verano y comprobamos que han suspendido una asignatura y les pedimos que empiecen a estudiar desde el primer día de vacaciones, nos encontramos con sus protestas y reticencias. Lo más probable es que escuchemos más de una vez la misma excusa formulada de distintas maneras: “Tengo muchos días”, “El verano acaba de empezar”, “Ya lo haré”, “Tengo tiempo”…
Os propongo un truco. No sé si os funcionará. A mí me va bien. Cuando un adolescente me contesta algo así… ¡le doy la razón! Le digo que en efecto el verano es muy largo, que hay tiempo para todo y le aseguro que probablemente acabará el temario que debe estudiar en menos de dos meses.
Cuando ya estamos los dos de acuerdo en eso… digo algo parecido a lo siguiente:
- Como hay mucho tiempo y efectivamente tienes muchos días… vamos a hacer una cosa: Yo prefiero que te sobre tiempo al final de verano. Cuando hayas acabado la materia, me lo dices. La repasamos y te dejo descansar hasta la semana anterior al examen. Entonces lo volveremos a repasar. Estoy segura de que te va a sobrar tiempo, sobre todo si te lo tomas en serio. Tienes toda la razón. Pero yo te pido que ese tiempo libre te lo tomes tras acabar toda la asignatura y no al revés. De este modo tendrás ganas de terminarla y eso será un estímulo. No te preocupará “que te pille el toro” y trabajarás sin ninguna presión.
Y después de proponerles un plan de estudio diario de dos horas hasta que acaben la asignatura, les animo diciendo que si se concentran y estudian bien durante ese rato acabarán antes de lo que esperan. Y, con la satisfacción del deber cumplido, descansarán mejor y pasarán los mejores días del verano.
Mi abuelo me repetía a menudo “Renunciar es poseer”. Se refería a que cuando das la razón o renuncias a imponer tu criterio el otro está más dispuesto a concederte aquello que deseas.
A mí me funciona dar la vuelta a su argumento sobre el tiempo. Ya me contaréis qué tal
Os felicitamos el Día del Padre con una canción

La primera vez que escuché la canción de Robbie Williams, I love my life, me quedé enganchada de la letra. No sabía la historia de la canción. Se la había compuesto el cantante a sus hijos (Theodora Rose, a la que cariñosamente llama Teddy, y a Charlton Valentine).
En mi opinión, es lo mejor que un padre le puede decir a sus hijos. Si conseguimos cimentar bien su autoestima terminarán diciendo en cualquier momento vital, como la última frase de la canción: estoy justo donde quiero estar.
Hoy es el Día del Padre y nos parece muy inspirador compartirla con vosotros para contagiaros de todo su buen rollo.
¡Feliz Día del padre!
Y para los fans del cantante, enlazo esta versión sin la traducción, porque me gusta mucho y me pone mucha marcha:
Personas que inspiran

Muchas personas se cruzan en nuestras vidas dejando un recuerdo imborrable que nos ilumina, nos ofrece recursos o nos hace mejores. La mayoría de las veces ni siquiera son conscientes de lo inspiradoras que fueron.
Hoy os voy a contar una historia que me ayudó a la hora de orientar profesionalmente a mis hijos.
Se va acercando la primavera y con ella el momento en que los chavales tienen que hacer sus matrículas para el año que viene o, si son mayores, elegir sus carreras.
Siempre me ha parecido uno de los instantes de la vida en que nos cerramos más puertas. Al elegir un camino, solemos olvidar otros que estaban abiertos y que nos atraían tanto o más que ese. Por poner un ejemplo: decidir que se desea ser ingeniero y posponer, o aparcar, la pasión por el dibujo.
Cuando mi hijo mayor era niño decía que quería ser músico y médico. Sobre ese recuerdo han caído muchas hojas de calendario porque ahora es un hombre nada interesado en la medicina.
Ayer fue su cumpleaños e hice un repaso de muchos días especiales.
Cuando regresé mentalmente a su infancia, recordé una noche. Me despedía y le pedía que se durmiese.
Me contestó que no podía, que estaba preocupado. Me contó el motivo:
–El tío Guillermo dice que no voy a poder ser músico y médico. Dice que tengo que elegir. Y yo no quiero.
Estaba realmente angustiado. Al parecer la conversación había sido muy larga y nuestro pragmático familiar se había esforzado mucho en convencer a Luis de que debía renunciar a uno de sus dos sueños. Según le explicó: “en la vida había que optar”, “poner todos los huevos en la misma cesta”, “especializarse”…
Entonces me acordé de una músico que conozco (perdonadme mi elección de no feminizar las carreras, me parece mucho más integrador usar dos sexos en las frases y huyo como de la quema de los “todos/todas” y los “miembros/miembras, jajaja” No digo médica por el mismo motivo que no digo pediatro).
Tranquilicé a mi hijo y le pedí que no consintiese que nadie le dijera lo que podía o no podía hacer. Le animé a perseguir todos sus sueños y a luchar con todas sus fuerzas hasta conseguirlos.
Si finalmente no alcanzaba sus metas habría aprendido infinidad de cosas por el camino que, con un poco de suerte, le orientarían de modos aún más provechosos. Decidí contarle una historia de una persona que había sido muy inspiradora para mí. Sé su nombre y podría dároslo, pero no me decido a hacerlo, lo mismo no le gusta. Por si acaso, os contaré solo que estudiaba una carrera universitaria de ciencias al mismo tiempo que hacía su carrera de música. Obviamente esto suponía un esfuerzo económico y personal muy grande.
El día que la conocí, de forma fugaz, me contó que para ahorrarse desplazamientos aprovechaba cualquier momento para tocar y estudiar. Empezó a ensayar y estudiar en los ratos libres, estuviese donde estuviese. Llegó el día en que tocó por primera vez en la calle, tras tomar un café en una terraza. Para su sorpresa los viandantes se detenían, se quedaban a escucharla y le dejaban algo de dinero sobre la mesa. No iba a explicarles que ella no era una músico de la calle, que simplemente estaba estudiando porque tenía que rentabilizar su tiempo.
Cuando vio que aquello se repetía al día siguiente, empezó a plantearse seriamente la posibilidad de ofrecer esos conciertos/estudio “de forma profesional”. En sus tiempos entre clases se decidió a montar esos ratos de ensayo vestida de largo e interpretando las piezas de principio a fin, como en un concierto.
Con el paso de los días, la gente acudía a las terrazas cercanas a las horas en que estaría tocando y asistía a sus extraños espectáculos de calle. El ayuntamiento terminó por regularizar su actividad otorgándole un permiso específico.
Ni que decir tiene que terminó sus dos carreras. Además se hizo empresaria. Con el dinero que sacaba grabó su primer disco que también vendía en la calle y montó un grupo que en la actualidad da conciertos por el mundo.
–Seguro que mucha gente le dijo que no podría conseguirlo. Ella simplemente no los creyó –le aseguré a mi hijo.
Ahora Luis estudia Derecho en la Carlos III y Clave en el Conservatorio Superior de Madrid. Compagina sus dos carreras y no sé aún qué camino elegirá el día de mañana. Esa músico de la que os hablo no sabe la ayuda que me prestó aquella noche, la de veces que me acuerdo de ella. No sabe ni mi nombre.
Me gusta pensar que cuando recordamos así a alguien eso del Karma, que no sé muy bien qué es, le concede algún rédito y les “acumula puntos”. ¿Qué opináis vosotros?
Yo, desde este blog, le rindo un homenaje hoy y le doy las gracias. A ella… y a todas esas personas inspiradoras con las que comparto los días.
Obviamente, los que leáis este post, y conozcáis la historia, o a la músico de la que hablo, ya sabéis que su instrumento no es el violín
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Celos entre hermanos

Podemos considerar los celos como una respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia un afecto que considera como propio. Y esa emoción-amenaza puede resultar una bomba de relojería cuando un niño descubre que va a tener que compartir a sus papás, su entorno… con otra personita que está en camino.
¿Cómo podemos actuar para que los celos entre hermanos sean más llevaderos?
Si asumimos que los celos cuando va a nacer un bebé son absolutamente normales, podemos gestionar este tema desde una perspectiva racional, con prevención y anticipación.
Como primer paso resulta importante que sean los propios padres quienes comuniquen al niño que va a tener un hermanito y que lo hagan de forma directa y tranquila, proporcionando al niño cuanta información demande.
Debemos hacerle partícipe de los preparativos durante el embarazo, la elección del nombre o de la ropita que compremos. Podemos fomentar la interacción “a través de la barriguita de mamá” pidiéndole que hable con el bebé, que le cante o le cuente algún secreto. Estos acercamientos pueden resultar de gran ayuda para que los hermanos se vayan “conociendo”.
Debemos hacer hincapié en el concepto de la familia, recalcar que tenemos amor de sobra para todos sus miembros y descubrirles las ventajas de convertirse en el hermano mayor.
El momento del nacimiento puede ser clave. Es importante en la medida de lo posible, y de las circunstancias de cada uno, que en el período de ingreso hospitalario de la madre no se “destierre” al niño a otro lugar. Si no tenemos en cuenta este pequeño detalle, y al regresar a casa su nuevo hermano ya está instalado, podemos estar confirmando sus temores infantiles de que su posición le ha sido arrebatada.
Por otro lado, cuando un niño imagina la situación ideal de recibir un nuevo hermano no piensa en un bebé recién nacido. Hemos de advertirles de que un bebé es un ser muy pequeñito que sólo come y duerme, que no sabe jugar a nada y al que hay que cuidar mucho. En resumen… que un bebé es “un poco rollo”.
Es fundamental sacar pequeños ratitos de tiempo para el hermano mayor en exclusiva: realizar actividades y juegos que el pequeño no puede hacer, como jugar al futbol o hacer un puzle, y hacerles ver cuánto nos gusta estar con ellos y lo bien que lo pasamos.
Algunos niños se muestran agresivos con sus hermanos pequeños (arañazos, golpes o algún mordisco), en estos casos debemos ser firmes con las prohibiciones que les marquemos pero tratando de explicarle los motivos con mucho tacto y una gran dosis de comprensión y cariño. Pongamos nombre a las emociones que descubrimos.
Es conveniente que esta situación “de cambio” para los niños no se solape con otras (mudanzas, cambios de escuela…).
En ocasiones podemos encontrarnos con que se produce un ligero retroceso en el ritmo de aprendizaje del niño (vuelve a hacerse pis en la cama o quiere que se le preparen, también a él, papillas y biberones…) Ante estas situaciones temporales debemos actuar con normalidad y ser permisivos, como si de un juego de rol se tratase.
Hagámosles partícipes en las tareas de cuidado del bebé, agradeciendo su ayuda y su capacidad para prestárnosla. Contemos con ellos, incluso para quejarnos cuando estemos cansados.
– Hoy tu hermano no durmió bien y estoy agotada. Menos mal que te tengo a ti que te estás portando tan bien. ¿Colocamos, entre los dos, su ropa? ¿Me ayudas?
Conseguir que se sientan útiles y necesarios es un modo sencillo de demostrarles que los queremos y cuánto valoramos su cariño y ayuda. Lo entenderán como una forma de “blindar” su espacio e individualidad en nuestro corazón.
Leer masMamá, ¿te quieres casar conmigo?

Esta mañana, camino del colegio, Javi me ha hecho un par de preguntas que me han dejado loca
Íbamos de la mano. Nos aproximábamos a la puerta del cole:
- Mami, ¿nos casamos? –me preguntó sin venir a cuento.
- ¿Tú y yo? –contesté noqueada.
- Sí –me dijo convencidísimo.
- Verás… Las mamás no se casan con sus hijos, ¿sabes? –Intenté salir como pude de aquella.
- ¿Y con Hugo? ¿Puedo casarme con Hugo?
- Pues… Si quieres… Si quisieras hacer eso, podrías casarte con Hugo –Estaba perpleja.

Que inspiradora esta imagen de www.viaboda.com
Aquella respuesta puso fin a su curiosidad. Su interés había desaparecido de pronto. Como si la conversación que tanto me había sorprendido no hubiese existido nunca, cambió bruscamente de tema:
- ¡Hala! ¡Cuántos coches!
Y con esa frase me dio el tema por zanjado.
La mayoría de las veces que nuestros hijos nos preguntan algo, contestamos sin entender bien qué esconde realmente su pregunta. Cuando llegué a casa, estuve dándole vueltas a por qué me habría preguntado aquello y qué significaba.
Me he tenido que sacudir todos mis prejuicios de adulta para comprender que mi hijo me estaba preguntando sobre el amor. Los niños nos piden ayuda constantemente para entender sus sentimientos, para poner etiquetas a lo que sienten. Si, por ejemplo, cuando están enfadaos les reconocemos el sentimiento, les estamos ayudando. Con nuestra frase “Comprendo que estás enfadado, Javi, pero no se puede pegar patadas a los juguetes” les ayudamos a entender sus emociones y ese es el primer paso para manejarlas y controlarlas.
Poco a poco tengo que ir ayudándole a entender lo que siente y, también, las miles de formas distintas que adopta el amor y sus expresiones: el amor propio (aprender a aceptarse y cuidarse), el amor altruista hacia los demás, el amor filial (ese amor que sintió al caminar de mi mano) y el fraternal (hacia sus abuelos, sus primitos…) pero también sobre la amistad y el amor de pareja. Aún está lejos el día en que tenga que explicarle este último y hablarle de los amores platónicos, los sexuales, o de las tristezas que provocan los amores no correspondidos
De momento, voy a apuntar en mi calendario particular de recuerdos imborrables el día de hoy: El día que Javi reconoció el amor como un sentimiento muy grande que merecía un compromiso… ¡de boda!
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