Aprendiendo a leer

Aprendiendo a leer

Cuando los niños empiezan a leer suelen desmotivarse fácilmente y es normal que, hasta aquellos muy interesados por los cuentos, demuestren antipatía por el rato de lectura. Lo que era un momento “especial” que compartir con nosotros, se convierte en una obligación que les lleva un esfuerzo. Para completar el cuadro, con nuestra exigencia les robamos la sensación de diversión para transformar la actividad en un trabajo.

He recibido un e-mail de una mamá que me preguntaba trucos para motivar a los niños cuando empiezan a leer y, aunque cada niño es un mundo… lleno de continentes muy diferentes… suele funcionar muy bien, con todos, sacar la lectura de los cuentos y los libros. ¿Cómo? Jugando con las letras cuando no son conscientes de que estamos haciéndoles leer, implicándoles en cualquier tarea que tenga que ver con la lectura: Cuando vamos por la carretera… pedirles que nos ayuden a buscar el cartel que pone el nombre de nuestra salida; leer con ellos…  el nombre de sus cornflakes favoritos cuando hacemos la compra; animarles a inventar palabras con la primera letra de las matrículas; cotillear las secciones de libros y buscar títulos chulos (hay que asumir que se suele salir siempre con un cuento en la mano). ¡Todo vale!!!! Allí donde haya una letra… hay una oportunidad de jugar con ella. ¿En que se convierte una “CARETA” si le quitamos la “E”?: ¡CARTA! 

Os dejo un par de trucos que también ayudan:

LA NEVERA POST-IT:

En muchas tiendas de juguetes, alguna muy conocida de cuyo nombre no quiero acordarme (pero que todos podéis “Imagina…”), venden letras magnéticas. Es muy útil comprar un par de cajas (o tres, para tener suficientes vocales) y usar la nevera para jugar con ellos a dejarnos mensajes. Ese juego tan sencillo y tan cotidiano les ayuda a ejercitar la lectura y la escritura.

Cuando preguntan… ¿Qué vamos a cenar? Podemos acercarnos a la nevera y empezar a escribir “Tortilla francesa”.

Les divierte mucho entrar en la cocina y encontrar mensajes divertidos: “El sábado iremos al cine”.

Si se animan a jugar… también practicarán la escritura.

         Podemos pedirles ayuda:

       -  Hazme un favor: escribe para que no se me olvide: “patatas”. Ya no nos   quedan.

Una pizarra en la cocina puede convertirse también en un post-it gigante divertido.

LA GYMKHANA DE LAS LETRAS:

Si queremos practicar la lectura sin que nuestros hijos sientan que lo estamos haciendo… podemos planear una Gymkhana y esconder papelitos con pistas enlazadas por toda la casa. Los textos dependerán de la pericia con la lectura de los jugadores. “En el sofá”, “Detrás del cojín”, “En el mueble que sirve para sentarse”: La misma pista, niveles de comprensión lectora distintos.

En la meta… unas chuches, unos cromos…   

Y, cuando os sentéis a leer con ellos, intentad que haya un momento de juego, algo que les divierta; puede ser que cada uno lea un trozo (y así descansa), o escenificar las voces de los protagonistas representando el cuento con él. Podéis hacer cada uno de un personaje (la voz de bruja… o de lobo… ¿Cómo diría esto un lobo?) Se trata de vestir de juego el aprendizaje, aunque haya que disfrazarlo. 

Por eso… también es útil dividir la lectura en un rato para aprender y uno para disfrutar. Si ha leído muy bien… podéis premiarle leyéndole el cuento que elija.

Y puestos a dar recetas… utilizad las sugestiones, tratad de que os oiga cuando habléis con otros adultos y dejad caer que cada día lee mejor, que os encanta ver cómo lee y frases similares, todas positivas.

  

¡Y gracias por tu pregunta… Eva!!!

 

 

  

 

 


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